martes, 13 de marzo de 2012


   
         “Y vendrán con gritos de júbilo y correrán al bien de Jehová y su alma será como huerto de riego y nunca más tendrán dolor”. Dios le había dado esta promesa de restauración a Israel. Del mismo modo a nosotros cuando nos volvemos a Dios comienza un proceso de trasformación. Tu alma seca se convertirá muy pronto en huerto de riego. El Espíritu inundará tu corazón, sanará tu dolor y prosperará tu vida.